La madera de cerezo es muy preciada en el diseño de muebles y sus cualidades se adaptan muy bien a la ebanistería.

El cerezo es un árbol que da uno de los tipos de madera más peculiares de todos. Esto se debe sobre todo a las particularidades del color y tono que puede adquirir. Se trata de un material que tras ser recién cortado tiene un color pardo rosado, pero que con el tiempo se oscurece y toma una tonalidad rojo caoba más característica. Su color, así como sus características de resistencia y dureza hacen a esta madera una gran aliada en las labores de ebanistería. Antiguamente se consideraba este material como un paradigma del purismo noble (de ahí su gran relación con la ebanistería y su clásica relación con la elaboración de muebles de alta calidad), pero en la actualidad la podemos encontrar en todo tipo de muebles modernos. Dentro de las especies del cerezo existen dos variedades fundamentales que son las más empleadas: el Cerezo Silvestre (natural de Europa y regiones de Asia) y el Cerezo Americano. Sus diferencias no son muchas y están en el tono (más oscuro el Americano) y el peso de la madera (mayor peso en el caso del Silvestre). Su uso es muy frecuente para muebles de diseño en salones, recibidores, estancias o habitaciones de descanso y en menor medida para puertas o ventanas. Además de su lustre muy atractivo la madera de cerezo tiene todas las propiedades para adaptarse a la fabricación de muebles de manera óptima. Se trabaja muy bien tanto en procesos manuales como a máquina, por lo que las posibilidades de este material son muchas. Sin embargo, la madera de cerezo no es aconsejable para situarla en el exterior, puesto que sufre bastante los efectos del ambiente lejos del interior de la casa. No obstante, su durabilidad en espacios cerrados es bastante buena siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas para la conservación de los muebles.